A veces la imagen nítida del camino adelante,
o la vista panorámica precisa del paisaje abajo,
son incapaces de describir la verdad que es insistentemente buscada.
Como el miope que aprieta los ojos para ver más lejos,
se puede experimentar lo opuesto: ensanchar la pupila por un instante más largo,
permitiendo que la luz produzca sus impresiones erráticas,
y así revelar pistas de aquella deseada verdad.