Nueve meses sin verla: el reencuentro hace nacer una sincera sonrisa en la cara.
Entre la ciudad y el campo, recibo la lluvia tropical.
Escalo el Morro del Mono con amigos, visito la Esplanada en una clase de fotografía para madre.
Y así sin querer, nace ese pequeño ensayo entre dos mundos que para mí es uno solo.
¡Brasilia, como te extraño!